Una vez finalizado uno de los fenómenos culturales de los últimos meses: El verano que me enamoré, me gustaría dejar algunas reflexiones que me han ido surgiendo mientras veía la historia de Isabel Conklin y compañía.
El otro día, mientras paseaba por una de mis librerías de Barcelona favoritas, apunté en mi bloc de notas: “Las mujeres hablan de amor y los hombres de deseo (al menos en las estanterías de las librerías).”
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