WIN WIN

Frente a un sistema que convierte todo en mercancía, sostenernos entre nosotras también es una forma de resistencia.

Vivimos en un mundo oscuro.
Un mundo donde el poder y el dinero pueden comprar cualquier cosa —y a cualquiera—. Este sistema piramidal, rígido, nos deja a los pies de los caballos. Nos empuja a desconfiar, a mirar a los demás como amenazas, como si pudieran arrebatarnos algo que creemos que nos pertenece por derecho divino.

Esa lógica nos ha enseñado a competir, no a acompañarnos. Y así olvidamos algo tan simple como que juntas somos más fuertes. Que juntas somos mejores.
Y que —como decía Audre Lorde— las herramientas del amo nunca destruirán la casa del amo.

Por eso queríamos hablar hoy de otra manera de sostenernos: el micromecenazgo.

Quizá habéis oído esa palabra, o su versión más global, crowdfunding: una forma de financiar colectivamente proyectos de emprendimiento. Y puede que penséis: “Vale, muy bien, pero ¿qué tiene que ver eso conmigo?”.

source (1).gif

Tiene que ver con que nosotras también hemos empezado a entender la importancia de este tipo de apoyo.
Porque si queremos crear proyectos éticos, honestos, coherentes con lo que pensamos, necesitamos también una manera de financiarlos que no traicione esos valores por el camino.

Los contenidos que disfrutamos online no son gratuitos, aunque lo parezcan.
No pagas por entrar a un blog, ver un vídeo o escuchar un pódcast, pero alguien está sosteniendo todo eso con su tiempo, su energía y su dinero. Normalmente, esa retribución llega a través de anuncios, patrocinios o colaboraciones con marcas. Y ahí empieza el dilema: ¿cómo mantener la independencia cuando la supervivencia depende de la publicidad?

Todo cambia muy rápido. Adaptarse al medio es un reto tanto para quien crea como para quien consume.
Como creadoras, intentamos entender cómo movernos en este nuevo paisaje; como consumidoras, tenemos que aprender a valorar el trabajo invisible que hay detrás de los contenidos que amamos.

Emprender nunca es fácil. Cuando quieres empezar algo propio te sientes sola, perdida, sin recursos. A eso se suma una crisis sanitaria, social y económica que ha hecho todo aún más precario. Porque sí: cualquier proyecto necesita dinero. No se puede crear sin invertir en materiales, en conocimiento, en tiempo.

Y el tiempo, el conocimiento y la energía también son dinero, aunque a veces se regalen.

A menudo recibimos mensajes como:
—¿Y la receta?

Ni un “hola”, ni un “por favor”, ni un “gracias”.
No siempre pasa, pero pasa lo suficiente como para hacernos pensar.

El contenido gratuito no nace de la nada. Detrás hay horas de trabajo, de lectura, de edición, de ensayo y error. No es una obligación, es una elección.
¿Le pediríamos a Netflix que nos regalara la última temporada de Stranger Things? No, ¿verdad? Pagamos sin pensar para poder disfrutarlo.
¿Por qué no aplicar esa misma lógica cuando se trata de creadoras pequeñas que hacen contenido de calidad, sincero y cercano?

Ahí entra el micromecenazgo: una forma de apoyar lo que te gusta, lo que te aporta, lo que sientes que te hace bien.
Permite que la persona que crea pueda seguir centrada en eso —crear— y cubrir los gastos inevitables: libros, software, herramientas, micrófonos, luz, tiempo.
Le da libertad para no depender de marcas ni anuncios, y eso se traduce en algo tan valioso como la autenticidad.

She’s a influencer

She’s a influencer

Desde hace tiempo sentimos que las redes sociales se han convertido en algo muy parecido a una teletienda.
De cada veinte publicaciones, cuesta encontrar una que no intente venderte algo.
Y lo entendemos: todas tenemos que vivir de algo. Cuando tu trabajo real —crear contenido— no está remunerado, acabas buscando la manera de monetizarlo, aunque no sea la que más te convence.

Pero, sinceramente, da pena.
Da pena ver cómo tanto talento y creatividad se pierden entre anuncios y algoritmos que siempre favorecen a los mismos.
Da pena ver cómo los creadores adaptan su voz para gustar a las agencias, cómo el contenido deja de pensarse para quien lo consume y empieza a escribirse para quien lo paga.

Hay tanto talento y creatividad sumergido en un montón de anuncios y algoritmos que favorecen siempre a los mismos que nos resulta en cierta manera frustrante y un poco tomadura de pelo.
Por lo que las suscripciones mensuales a creadores que hacen un trabajo que disfrutas o te parece importante puede ser una manera de evitar que los mismos de siempre sigan lucrándose a costa de los pequeños creadores. Ejercer un poco de justicia divina en este mundo donde el pez grande siempre se come al pequeño.

En USA ya hace bastante tiempo que la gente destina cierto dinero al mes para suscribirse a creadores que disfrutan y les parece que hacen un contenido que aporta calidad y conocimiento al mundo.
¿Me puedo permitir 10$ al mes?
Bien pues me suscribo a uno por 2$, a otro por 5$ y dono el resto a un santuario que me parece que hace una muy buena labor.

Formas de apoyar lo que importa

Cada vez surgen más plataformas de este estilo, donde el mecenazgo se basa en la recompensa: haces una sola aportación para financiar un proyecto concreto. Este modelo es muy útil para quienes emprenden, porque permite sacar adelante una idea sin tener un gran capital inicial y, además, probar cómo responde el público.

Pero cuando hablamos de creación de contenido —ya sea un blog, un canal de YouTube, un pódcast o todo a la vez—, la cosa cambia.
En esos casos, el mecenazgo puntual no basta. Lo que funciona es algo más parecido a Netflix: una suscripción mensual que sostiene de forma continuada el trabajo de la creadora.

Suele haber diferentes niveles, con distintas ventajas: 2 €, 5 €, 10 €…
Plataformas como Patreon, Drip, Subscribestar o Aixeta permiten hacerlo.
No vamos a entrar en comparaciones, porque no va de eso.
Lo importante es entender el espíritu: apoyar lo que valoras para que pueda seguir existiendo.

Las redes y la teletienda moderna

Desde hace tiempo sentimos que las redes sociales se han convertido en algo muy parecido a una teletienda.
De cada veinte publicaciones, cuesta encontrar una que no intente venderte algo.

Y lo entendemos: todas tenemos que vivir de algo.
Cuando tu trabajo real —crear contenido— no está remunerado, acabas buscando la manera de monetizarlo, aunque no sea la que más te convence.

Pero, sinceramente, da pena.
Da pena ver cómo tanto talento y creatividad se pierden entre anuncios y algoritmos que siempre favorecen a los mismos.
Da pena ver cómo los creadores adaptan su voz para gustar a las agencias, cómo el contenido deja de pensarse para quien lo consume y empieza a escribirse para quien lo paga.

Por eso creemos que las suscripciones mensuales son también una forma de resistencia.
Una manera de evitar que los de siempre sigan enriqueciéndose a costa de los proyectos pequeños.
Una forma, digamos, de ejercer un poco de justicia divina en este mundo donde el pez grande siempre se come al pequeño.

Apoyar también es cuidar

En Estados Unidos llevan tiempo haciéndolo: la gente destina una parte de su presupuesto mensual a apoyar a creadoras y proyectos que les aportan algo bueno.
“¿Me puedo permitir 10 $ al mes? Perfecto: me suscribo a una por 2 $, a otra por 5 $ y dono el resto a un santuario que me parece necesario.”
Así, todas ganan. Recibes contenido de calidad que disfrutas, y la persona que lo crea puede vivir de su trabajo.

Es una manera más justa de sostenernos sin depender de corporaciones ni algoritmos.
Y, sobre todo, es necesaria para garantizar un contenido más libre, sin sesgos ni presiones externas.

Pongamos un ejemplo:
Si Pascual paga a una creadora para decir que su leche es maravillosa y que a las vacas les cantan para que estén relajadas, y esa creadora no tiene otro ingreso, probablemente acepte. Porque tiene que pagar facturas.
Y esas empresas lo saben. Tienen el dinero suficiente para blanquear su imagen a costa del trabajo de los demás.

En cambio, si esa persona está sostenida por su comunidad, si cuenta con suficientes suscriptoras que valoran su trabajo, ya no tiene que vender su credibilidad a nadie. Puede seguir haciendo lo que ama —y hacerlo bien— sin tener que ceder ante las grandes marcas.
Ahí el pez grande ya no puede comerse al pequeño.

Mother of Cats

Mother of Cats

Volver a lo social

Por eso queremos volver a hacer que la creación de contenido sea realmente social: más limpia, más honesta, más entre nosotras.
Es un win-win asegurado.

Y por eso también os animamos a apoyar a las creadoras que os aportan algo: conocimiento, sensibilidad, humor, belleza.
A destinar 2, 5, 10 o 20 € al mes a proyectos que os importen.
Nosotras, por ejemplo, hemos decidido apoyar únicamente a creadoras mujeres, porque siguen siendo las menos visibilizadas. Cosas del patriarcado, amigas.

Y, como no podía ser de otra manera, también hemos abierto nuestra propia página de Patreon para poder seguir dando guerra sin tener que mendigarle comida a mi madre ni aceptar publicidad de empresas como L’Oréal o Alpro (propiedad de Danone).

Es fácil: te creas una cuenta en Patreon, buscas Reinas y Repollos y eliges la suscripción que más te guste. Tenemos seis niveles: Mother of Cats, Thelma & Louise, Sailor Moon, Princesa Guerrera, Presidenta Lisa y Diosa Daria.
Cada una tiene algo especial que podéis leer en nuestra página.

Nos gusta crear contenido y hacerlo lo mejor posible.
Lo que veis es el resultado de muchas horas de edición, guion, investigación y pruebas.

Después de darle muchas vueltas —de abrir nuestro canal de YouTube Chicas Tristes, de lanzar el pódcast del mismo nombre, de mantener este blog y de haber rechazado cuatro de las últimas cinco colaboraciones por motivos éticos—, hemos entendido que la financiación colectiva no es solo una opción: es una necesidad.

Especialmente para proyectos como el nuestro, que tienen como base la lucha social, climática y animal.

Si creéis que nuestro trabajo vale 2 €, 5 €, 10 €… si os gusta lo que hacemos y queréis ayudarnos a seguir, podéis hacerlo desde nuestro Patreon.
Así, entre todas, podemos crear comunidades más libres, más fuertes y más nuestras.

Si crees que nuestro trabajo tiene valor, apóyalo.
Cada suscripción en Patreon es una semilla que nos permite seguir escribiendo, grabando y sembrando ideas libres.
Hazte mecenas en Patreon

Jessica R